Dr. José Ignacio Torres

Médico de familia

Dr. José Ignacio Torres

Soy Médico de Familia y trabajo en el Centro de Salud de Montesa en Madrid.

Después de mis años de residencia en la Fundación Jiménez Díaz en Madrid, donde trabajó toda su vida mi padre como médico internista, y el Hospital Universitario Marqués de Valdecilla en Santander, he tenido la fortuna de formar parte de equipos de Atención Primaria en Santander, Burgos y Madrid.

En los años 80 descubrí la Medicina de Familia y me interesé en la prevención de la enfermedad integrándome en el PAPPS (Programa de actividades preventivas y de promoción de la salud) de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (semFYC) y especialmente en la relación con los pacientes a través de la comunicación asistencial, por lo que soy desde hace más de 20 años miembro del Grupo Programa Comunicación y Salud de semFYC, una segunda familia y un bálsamo eficaz para curar mis heridas.
En los 90 con la búsqueda de nuevos horizontes profesionales me encontré con la homeopatía, y fue un amor a primera vista. Su estudio me enseñó reflexión, personalización de la asistencia clínica y sobre todo humildad. Utilizo desde entonces medicamentos homeopáticos de forma habitual.

Siempre me han interesado aprender y enseñar, por eso además de compartir los tiempos de consulta con estudiantes de medicina y médicos residentes he sido jefe de estudios de la Unidad Docente de Medicina Familiar y Comunitaria de Burgos.
Tengo la suerte de hacer lo que amo y amar lo que hago todos los días; intentar aliviar, acompañar y algunas veces curar en la consulta además de aprender cada jornada de mis pacientes, de los profesionales del Centro de Salud, y de mis compañeros y maestros del Grupo de Comunicación de Madrid y del blog hablando de homeopatía.

Desde hace unos años necesito escribir para reflexionar y compartir con los demás lo que la medicina y los pacientes me regalan.
La medicina es para mí una profesión con un importante componente humanístico que precisa del conocimiento técnico y científico para la toma de decisiones con cada paciente. Siento necesario, además del estudio habitual de los aspectos científico-técnicos nutrirme de la filosofía, la música, la poesía, el cine, la literatura, y el resto de las expresiones artísticas que me ayudan a comprender a mis semejantes y disponer de herramientas de apoyo y ayuda en el complejo mundo de la salud, la enfermedad y la muerte.

Mi familia y mis amigos conforman con todo lo que rodea a mi trabajo el mundo en el que quiero vivir y dejar a mis hijos. Un mundo en el que el cuidado de la naturaleza y la búsqueda incesante de la bondad y la belleza sean las únicas guías de los seres humanos.